El modelo de la competencia perfecta parte de una serie de supuestos. Entre ellos, uno de los que más frecuentemente no se cumple es el de información perfecta. Los mercados fallan cuando no existe una información perfecta sobre el objeto del intercambio, sobre el comportamiento o cualidades de las partes objeto del intercambio, etc. Dentro de los fallos más habituales está el de que una de las partes disponga de más información que otra u otras, es lo que se denomina información asimétrica. Pero incluso este fallo se produce en el seno de la propia empresa, en la Administración y en cualquier otra organización o grupo. Son muchos los supuestos en los que una de las partes tiene más información que la otra. ¿Eso redunda en un mayor beneficio para la parte más informada? Es decir, ¿información es poder? Veamos.
Antes de detenernos en la importancia que tiene estar más o menos informado que aquellos con los que tratamos conviene reflexionar sobre qué poder implica la información. La información implica el poder propio de un instrumento al servicio de la toma de decisiones. Sin embargo no es oro todo lo que reluce. La información no son los meros datos. Los datos han de ser convenientemente procesados para que el decisor pueda transformarlos en información, es decir, en algo valioso para el proceso de toma de decisiones. Pero ese proceso no es un proceso sencillo y, con determinados volúmenes de datos, no es complicado que el proceso convierta los datos en ruido sin significado útil para la toma de decisiones. Eso es muy habitual en el seno de organizaciones grandes, donde hay que procesar muchos datos para obtener información. Pero la genuina información es la que sirve para la toma de decisiones, una mayor información ayuda a tomar unas mejores decisiones.
Pero como digo, con independencia del volumen de información del que se disponga un supuesto de la mayor relevancia es aquél en el que nos relacionamos con agentes que tienen más o menos información que nosotros. ¿Nos trae siempre beneficio estar más informados que los demás? Pues depende.
En algunos casos la parte más informada obtiene beneficios de poder disponer de mayor información. Un ejemplo es la corrupción política. El corrupto está representando a los ciudadanos en asuntos cuyo día a día los ciudadanos en gran parte desconocen. El corrupto aprovecha esa menor información de los ciudadanos para sacar beneficio en provecho propio.
En otros casos la parte más informada resulta perjudicada por la menor información de la otra parte. Por ejemplo, quien produce un bien cuya calidad es superior a la de sus competidores pero que externamente es indistinguible resulta perjudicado. El productor sabe que produce un producto de calidad, pero el consumidor no lo sabe, es lo que denominamos una asimetría de la información. Algunos consumidores podrían estar dispuestos a pagar más por un producto de mayor calidad, pero al desconocer su mayor calidad, al no poder distinguir el producto mejor del peor, estará dispuesto a pagar lo mismo por el producto de calidad que por el otro, que tiene peor calidad. A corto plazo algunos consumidores ganarán con esa asimetría de la información, porque obtendrán un producto de mayor calidad al mismo precio. Estos consumidores compran un producto cualquiera, no tienen elementos para distinguirlo de los demás, y resulta ser el bueno. Lógicamente también otros se llevarán el malo pagando lo que ellos por el bueno, saldrán perjudicados. Pero a largo plazo todos los consumidores perderán porque si el producto de mayor calidad tiene algún mayor coste será desplazado del mercado, pierden una opción de compra.El gran beneficiado, paradójicamente, será el productor del producto de menor coste y calidad, que verá desplazado a su competidor.
Remedios contra las asimetrías de la información
Si una asimetría de la información que tienen las distintas partes puede resultar perjudicial, ¿cómo tratamos con esa asimetría de la información, a fin de limitar los perjuicios? Existen diversos métodos. Algunos se basan en la idea de que mayor información es mayor poder para tomar mejores decisiones. De lo que se trata es de que la parte más desinformada goce de mayor información. En este ámbito destacan el control y las señales. Las señales son elementos externos que invitan a confiar en terceros desconocedores sobre las cualidades que verdaderamente valoran. Las marcas o las titulaciones académicas son elementos que informan de una manera indirecta. Al consumidor no le importa la marca, lo que le importa es la calidad del producto. Como desconoce la calidad hasta que no consume el producto, e incluso después de consumido puede tener efectos futuros que no conoce, lo que hace es confiar en que la marca sea una señal de calidad. Obsérvese que la señal tiene un coste tanto para su productor, el coste de crearla y mantenerla; como para su receptor, el coste de interpretar la señal.
El control va orientado en un doble sentido, en el sentido de recabar mayor información al servicio de la toma de decisiones de la parte más desinformada y, además, en el de regular su actuación conforme a esa nueva información. En ocasiones es la propia parte menos informada la que dirige la actividad de control, como el control que realiza un empresario de sus trabajadores. Pero también hay ocasiones en las que el control se realiza para terceras personas, que serán los destinatarios de la información. En ese caso lo normal es que se acompañe de señales. Por ejemplo, un informe de auditoría es una señal de cómo se lleva a cabo la contabilidad controlada a través del proceso de auditoría. Teóricamente podemos pensar que el control es la respuesta perfecta a los problemas de información asimétrica. Es una herramienta, pero también está sujeta a problemas. Uno muy evidente es que el control es una actividad que suele necesitar de algún tipo de conocimiento técnico y por desconocimiento, por falta de disponibilidad de tiempo, o por otras razones se suele encomendar a otras personas distintas del receptor de la información, que seguirán teniendo una información asimétrica respecto del receptor de la información. Por ejemplo, los destinatarios externos de las cuentas anuales de una empresa siguen teniendo menos información que el auditor de cuentas. Otra razón no menos importante es el coste del control.
Una alternativa a buscar que la parte menos informada tenga mayor información son los incentivos. Los incentivos se utilizan cuando algún objetivo de la parte más desinformada depende de la actuación de la otra parte. Se basan en la utilización de la información de la que sí dispone esa parte menos informada. Ligan parte de la contraprestación que va a obtener la parte más informada a los resultados obtenidos en alguna información de la que sí dispone la parte menos informada. Se presupone que para que los resultados de lo que conocen sean los que dan lugar al premio para la otra parte, su conducta ha de adecuarse a lo que buscan, pero sin detenerse necesariamente a informarse más.
Otra posibilidad es disminuir las posibilidades de que existan asimetrías en la información acotando la información relevante. No se trata de tener más información sino de necesitar menos. Una de las soluciones en este sentido es la estandarización. La estandarización de procesos, de productos, o de cualquier otra cosa, disminuye las alternativas, lo cual supone un coste, pero también hace necesario recabar menos información.
Estos son sólo algunos de los remedios, no necesariamente excluyentes entre sí, contra las asimetrías de la información. Todos ellos tienen un coste y ninguno es sencillo de implementar, pero las asimetrías de la información constituyen uno de los retos importantes a los que se enfrentan cada día las relaciones humanas, porque en muchas ocasiones todos tienen algo que perder con las asimetrías de la información. Ello afecta de una manera importante a distintas instituciones, pero eso lo dejaremos para otra entrada.
Pingback: Las posibilidades de control y el tamaño de la empresa | Argumentos económicos
Pingback: La valoración de la sanidad de los demás | Argumentos económicos
Pingback: Las ciudades y el cuidado de los detalles | Argumentos económicos
Pingback: Los colegios profesionales, la promoción de la confianza y la resistencia al cambio | Argumentos económicos
Pingback: Tipos de corrupción I: apropiación de dinero público sin distorsión directa de los mercados | Argumentos económicos
Pingback: ¿El principal problema de los españoles es el paro? | Argumentos económicos
Pingback: Carpe diem: mira por tu futuro | Argumentos económicos
Pingback: Cómo elegir carrera (II): ¿la que mejor se me dé? | Argumentos económicos