La intervención del Estado en los mercados es habitual y muy variada en sus formas: la sustitución de la actividad privada por la pública, la contratación administrativa,la regulación, la defensa de la competencia, la política fiscal, las normas jurídicas…
Es habitual que el Estado intervenga en los mercados. En unos casos la justificación es la búsqueda de la eficiencia, intentando resolver fallos de mercado; en otros la justificación es redistributiva, buscando alcanzar mayores grados de equidad. Sea como fuere lo cierto es que la intervención del Estado es muy habitual en muchos ámbitos. Pero esa intervención en los mercados se puede producir de diferentes formas. Analicemos las principales.
1) Sustituyendo a la actividad privada. En muchos casos es el propio Estado el que produce directamente a través de sus propios medios determinados bienes o servicios. Un ejemplo de ello es el ejército. Suele ser la forma más habitual cuando el Estado ejerce potestades administrativas. Se puede instrumentar de varias maneras: a través de la administración territorial, a través de la administración corporativa, a través de la administración institucional. La administración territorial es la que goza de más poderes y la que queda más fuertemente sujetada por las nomas del Derecho Presupuestario y del Derecho Administrativo. Cuando el fin que se persigue es agrupar un determinado colectivo se utiliza la administración corporativa, cuando lo es buscar mayor agilidad en la administración se utiliza la administración institucional.
2) La contratación administrativa como fórmula de colaboración entre el Estado y la iniciativa privada. Un ejemplo de ello es la adjudicación de contratos de obras públicas. También en este caso existen diversas alternativas. Es fundamental el proceso de adjudicación que se puede llevar a través de un concurso, una subasta o un concurso-subasta.En el concurso priman las condiciones del contrato, en la subasta el precio, en el concurso-subasta ambos tienen relevancia.
3) La regulación. En muchos casos, a pesar de que se deje en manos de la iniciativa privada sectores en los que se producen fallos de mercado, el Estado regula ese sector. Sectores como la telefonía, el gas o la electricidad están ampliamente regulados. Entre las formas de regulación destacan, por ejemplo, aquellas que establecen un servicio público universal, las que garantizan una tasa de retorno, las que establecen un determinado incremento de los precios en el sector o las que establecen determinados requisitos de acceso a ese mercado.
4) La defensa de la competencia. En aquellos sectores donde la competencia es posible, también surgen amenazas contra las que se implementan organismos y leyes en defensa de la competencia. Estos organismos, fundamentalmente vigilan que la competencia se desarrolle sin pactos colusorios, sin abusos de la posición dominante y sin actos de competencia desleal.
5) La política fiscal. El Estado interviene en los mercados promoviendo algunas actividades a través de subvenciones, deducciones u otro tipo de incentivos fiscales. Un ejemplo de ello es la Política Agraria Común de la Unión Europea. En otros casos se intenta restringir otras actividades mediante el establecimiento de impuestos. Un ejemplo de ello son los impuestos especiales, como el establecido sobre el tabaco.
6) Las normas jurídicas. Como norma general, en el ámbito privado, todo lo que no está prohibido está permitido. Las prohibiciones constituyen un límite para los agentes de un mercado. Además establece las normas básicas sobre las que se construyen los mercados.
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