La caída del Dow Jones y las expectativas sobre los tipos de interés


La caída del Dow Jones puede no tener una causa aparente, ser una corrección puntual, un reflejo de órdenes automáticas de ventas o quizá esté mostrando una preocupación por los tipos de interés. Esto último puede tener más sentido de lo que parece.

¿Cómo influyen los tipos de interés en la bolsa?

La bolsa se mueve a golpe de información. Llega una noticia, cambian las expectativas de los inversores y surge rápidamente un efecto en las cotizaciones.

¿Y de qué trata esa información? Fundamentalmente, está relacionada con la posibilidad de obtener algún tipo de ventaja a cambio de participar en la empresa. Ser accionista da diferentes tipos de derechos políticos (a participar de una u otra forma en las decisiones de la empresa) y económicos. Estos últimos son los que principalmente influyen en las cotizaciones.

El principal de los derechos económicos es el de participar en los beneficios a través del cobro de dividendos. Cualquier noticia que haga pensar que los dividendos van a ser más elevados o más reducidos de lo que se esperaba antes de conocer la noticia tiene un reflejo en la cotización.

Pero no todos los dividendos son iguales. Fundamentalmente, influyen dos factores. En primer lugar, la seguridad que ofrece una determinada previsión. Cuanto más firme sea la expectativa de obtener un dividendo, mayor será la cotización. Por eso, las situaciones de incertidumbre cotizan a la baja en las bolsas.

En segundo lugar, influye el tiempo que se espera que vayamos a tardar en cobrar el dividendo. De esa manera, tiene un efecto más positivo sobre la cotización de una empresa la llegada de una noticia que hace pensar que habrá mayores dividendos dentro de un año que si esperase ese mismo incremento dentro de diez.

En los mercados financieros, el tiempo es dinero y se mide a través de los tipos de interés. Cuanto más elevados sean, menos se valora el futuro. Pero no solamente se estudian los tipos actuales, sino las previsiones sobre la evolución de los tipos de interés a lo largo del tiempo. Cualquier noticia que modifique las expectativas sobre esa evolución se debe reflejar en las bolsas.

 ¿Cómo se refleja en las cotizaciones unas nuevas expectativas de alzas de tipos de interés?

En un contexto de salida de una grave crisis económica, el fin de los tipos extremadamente bajos se considera una noticia positiva. Se valora que los bancos centrales, que disponen de cuantiosa información, dan credibilidad a la expectativa de normalización de la economía y de que la recuperación se va progresivamente asentando.

Sin embargo, por otro lado, no debemos perder de vista que, por un lado, toda previsión de que la subida de tipos de interés sea más acelerada de lo que se pensaba perjudica a los precios de todos los activos. En el fondo, cualquier inversión promete ventajas futuras que con tipos de interés más elevados valen menos hoy.

Por otro lado, hay una preocupación por la transición. Son muchos años en otro contexto de tipos de interés y moverse más rápido de lo pensado hacia tipos más altos puede ocasionar miedo en sectores como el financiero o el inmobiliario. ¿Serán todas las empresas capaces de adaptarse al nuevo contexto?

Por eso, para las empresas de esos sectores, es muy importante transmitir sensación de dominio de la situación y de que están preparadas para afrontar provechosamente diversos escenarios de tipos de interés.

¿Por qué habría que prestar atención a los tipos de interés?

Por un lado, hay una cuestión relacionada con el corto plazo. Los inversores son plenamente conscientes de que la situación actual es extraordinaria y de que en algún momento habrá de volverse a una política monetaria más ortodoxa.

Sin embargo, es difícil predecir la velocidad a la que se van a producir los cambios. Una de las razones principales reside en que los bancos centrales juegan a la carta de sorprender para intentar tener más margen de intervención en la economía. Bien podrían producirse a paso de tortuga o ser, por el contrario, sorprendentemente rápida la subida.

Además, hay una preocupación por la inflación. Se teme a que las tensiones geopolíticas puedan encarecer el comercio internacional o los precios del petróleo y materias primas. También se plantea una posible espiral de subidas de salarios y precios, si las subidas de salarios no se acompañan de crecimientos de la productividad. Y una mayor inflación puede traer subidas de tipos de interés más rápidas.

Por otro lado, hay cuestiones relacionadas con el largo plazo. En las valoraciones financieras se suele comparar los riesgos de las inversiones con los que tiene la deuda pública del país en cuestión.

Eso lleva a que los presupuestos de los estados y, sobre todo, sus expectativas de futuro sean un quebradero de cabeza para los inversores internacionales. Tienen especial interés en saber cómo se van a financiar las pensiones y los servicios públicos en un entorno demográfico adverso. Además, están interesados en conocer cuál será la evolución internacional de la fiscalidad. Sobre todas estas cuestiones presupuestarias existe un grado de incertidumbre que pende sobre la evolución de las expectativas de rendimientos de la deuda pública.

Los tipos de interés seguirán siendo un foco preferente de la atención durante mucho tiempo. Existe un elevado grado de incertidumbre sobre cuál puede ser su evolución en los próximos años, no tanto por el sentido, que se prevé al alza, sino por la magnitud de la subida y los tiempos en los que se pueda producir.

No obstante, la mayoría de estas preocupaciones tienen ya un reflejo en las cotizaciones. Lo que tiene un potencial mayor para mover las cotizaciones no son las preocupaciones en sí mismas, sino la evolución. Que se vayan disipando podría fortalecer las bolsas, que se vayan materializando podría ser un lastre importante para las cotizaciones.

 

 

 

 

 

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
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