Los tipos de interés y los precios de los activos caminan en direcciones opuestas


La valoración del precio de los activos se puede realizar de diferentes maneras pero una de las más habituales es valorarlos en función de lo que prometen. Como regla general un activo ofrecerá algún tipo de ventaja a lo largo del tiempo. Es aquí donde entran en juego los tipos de interés.

Lo normal es que los activos ofrezcan algún tipo de ventaja a largo plazo. Por ejemplo, cuando alguien invierte en acciones espera obtener unos dividendos a lo largo del tiempo y un dinero de su venta, cuando decida venderlas. Quien invierta en bonos espera recibir cupones de intereses en cada período y la amortización del principal. Quien invierte en inmuebles espera ahorrarse el pago del alquiler o un cobro por alquilarlo. Quien compra una máquina para fabricar algún producto espera ahorrarse pagos por los menores costes de producción obtenidos con el funcionamiento de la máquina. Pero todos estos beneficios se irán produciendo a lo largo del tiempo, no en el mismo momento de realizar la inversión.

Al valorar lo que esperamos que nos aporte un activo debemos tener en cuenta el momento en el que se va a obtener la ventaja que esperamos de él. Evidentemente no es lo mismo que ese activo nos aporte un ahorro de 1000 dentro de un año que dentro de 30. Los tantos de interés y de descuento sirven para poder valorar cuánto vale un cobro o un pago en diferentes momentos del tiempo.

Un de las metáforas más desafortunadas para explicar conceptos económicos es la del tipo de interés como precio del dinero, el dinero siempre vale 1 por definición. El precio que está marcando el tipo de interés es el del tiempo, en este caso lo que nos cuesta traer al presente esas ventajas del futuro, de manera que cuanto más tiempo tarden en llegar esas ventajas y cuanto mayor sea el tipo de interés más caro será traerlas al presente. Por ejemplo, si el tipo de interés exigido es de un 25%, 100 unidades monetarias de dentro de un año valdrán hoy 80. Es sencillo de entender, si considero que debo exigir un 25% de interés a lo largo del año por 80, es decir 20, al cabo de un año exigiré las 80 más 20 de intereses, es decir 100. Por lo tanto, si exijo un 25% de interés consideraré equivalentes 80 unidades monetarias hoy a 100 unidades monetarias dentro de un año.

Pero, ¿qué ocurre si el tipo de interés que exigimos es mayor? Si, por ejemplo, el tipo de interés que exigimos es del 100%, 100 unidades monetarias de dentro de un año son equivalentes a 50 unidades monetarias de hoy, que sumadas a los intereses de 50 sumarán las 100 dentro de un año. Lo contrario pasaría si el tipo de interés exigido para una inversión es menor. Por lo tanto, cuando los tipos de interés suben baja el valor actual de la corriente de mayores cobros o menores pagos que se esperan de un activo, mientras que cuando bajan sube el valor actual de la corriente de mayores cobros o menores pagos que se espera del activo. Es decir, cuando los tipos de interés suben baja el precio de los activos, cuando los tipos de interés bajan sube el precio de los activos.

Si consideramos que los tipos de interés nos miden el precio de mover dinero en el tiempo y que lo que esperamos de los activos es algún tipo de ventaja en el futuro la explicación es sencilla. Cuando los tipos de interés suben, el valor de las ventajas del mañana es menor; cuando los tipos de interés bajan, las ventajas del mañana valen más hoy.

Eso explica, por ejemplo, buena parte de las subidas de la bolsa o de los inmuebles en la España anterior a la crisis. Hay muchos tipos de interés en la economía, pero los tipos de interés del banco central influyen en todos los tipos de interés del conjunto de la economía. Los tipos de interés bajaron en España muchísimo durante los años noventa, lo que propició que subiera el precio de todos los activos, porque aumentó el valor que tenían en ese momento las ventajas que prometían en el futuro las inversiones en esos activos.

Es importante tener en cuenta que  las expectativas son muy importantes e, incluso antes de que varíen los tipos de interés, los precios de los activos pueden variar por un cambio en las expectativas sobre su evolución.

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
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