El Turismo en España tiene un peso muy importante aspectos como el PIB, el empleo y la balanza por cuenta corriente. Con esta entrada quiero iniciar una serie sobre diversos aspectos de la política turística española, comenzando por los recursos turísticos.
Los recursos turísticos son diversos elementos con potencial para motivar el desplazamiento de turistas, como elementos naturales tales como una playa o una montaña, monumentos, entramados urbanos, fiestas u otro tipo de actividades humanas, etc.
Existen dos planos muy importantes, y relacionados, el de la regulación del recurso turístico y el de las decisiones de explotación. La regulación del recurso turístico se hace necesaria por varias razones, entre las que destacan garantizar su sostenibilidad y la búsqueda de la mejor convivencia con otras actividades.
Las decisiones de explotación son claves. Lo que atrae al turista no es solamente el recurso turístico, sino también su forma de explotación, es decir, el producto del turismo es una experiencia que viene influenciada por las decisiones de una pluralidad de agentes. Creo que el gran reto de la regulación turística está en encontrar un equilibrio que permita tres objetivos fundamentales:
1)Coordinar las actuaciones de todas las empresas implicadas en el aprovechamiento de ese recurso turístico, de modo que se obtengan los máximos beneficios para el conjunto. Eso implica llegar a acuerdos con responsabilidades concretas para cada parte. El Estado debe cumplir la función de garante del cumplimiento de los acuerdos y de que los acuerdos no se harán en perjuicio de terceros.
2)Promover la suficiente flexibilidad como para permitir vías innovadoras de explotación. Es decir, los pactos entre las empresas del sector deberían revisarse periódicamente.
3)Garantizar que el usuario participe de las ganancias de los acuerdos entre las empresas implicadas en el sector. Es decir, el usuario, no se debe encontrar peor que antes de la llegada de los acuerdos.
Más allá de buscar la coordinación de los agentes implicados, la regulación turística debe buscar otros objetivos íntimamente relacionados con ese recurso turístico. En primer lugar, el turismo es una actividad que se ve afectada frecuentemente por externalidades. Sobre eso volveré en otra entrada. El objetivo fundamental debe ser buscar una regulación que ayude a internalizar esos costes y beneficios y la mejor convivencia entre actividades.
La conservación del recurso es fundamental para el turismo, y para otras actividades. El recurso turístico es un elemento o conjunto de elementos patrimoniales o una actividad humana. Los elementos patrimoniales tienen un propietario, ya sea público o privado, que toma las decisiones sobre él, incluyendo la decisión de hacer partícipes a otras personas de esas decisiones con derechos que limiten su derecho de propiedad. Si el propietario es privado puede gozar y disponer de ese elemento sin otras limitaciones que las establecidas en las leyes. Es la ley la que tiene que establecer unos límites que impidan que el propietario privado agote el recurso. Además, la ley ha de imponer obligaciones a quienes toman esas decisiones que garanticen que esos recursos se conservan adecuadamente. Si el propietario es público debe actuar siempre conforme a los márgenes delimitados por la ley. En el caso de que se trate de actividades humanas, y no de elementos patrimoniales, también se deben marcar los márgenes en los que esas actividades se pueden desenvolver a fin de garantizar que esa actividad se mantiene en el tiempo.
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