A vueltas con las cifras del paro


Leo y escucho con una cierta preocupación la secuencia que se repite cada vez que se publican estadísticas de paro, ya sea de paro registrado en los servicios de empleo o de la Encuesta de Población Activa. Se leen muchos comentarios muy pormenorizados y ponderados, que intentan extraer la máxima información de las cifras publicadas. Pero junto a ellos hay un sinfín de comentarios que van a un único objetivo que tiene un punto hasta morboso. No importa las realidades que se viven, y que intentan explicar las cifras. Interesa únicamente responder a una pregunta: ¿los datos son buenos o son malos? Creo que esa reducción no es productiva, genera más confusión que información.

Hay que comprender que las cifras de paro intentan informarnos de una realidad compleja, la de los mercados laborales. Hay que intentar comprender que no hay un único mercado laboral, sino que en una economía hay muchos mercados laborales con muchas realidades diferentes.

Se pretende convencer a la gente de lo bien, o de lo mal que va una economía mostrando la evolución del paro como argumento. Como digo, en los mercados de trabajo conviven muchas realidades muy diferentes, de manera que cada uno tiene un conocimiento bastante aproximado de cuál es su situación particular y la de las personas de su entorno más cercano.  Algunas noticias sobre el paro pueden ayudarnos a comprender mejor cual es nuestra propia situación, pero para conocer nuestra propia situación la mejor herramienta está en la propia experiencia personal.

Es legítimo, y yo diría que recomendable, querer saber cuál es la situación laboral del conjunto del país, de personas a las que  conoce. Pero, por desgracia, esa labor difícilmente puede resumirse en una sola cifra. Comprender los rasgos más fundamentales del desempleo exige un pequeño esfuerzo adicional (o grande, dependiendo del grado de comprensión que uno quiera tener).  Ese esfuerzo va más allá de descomponer la evolución en diferentes componentes como las variaciones debido a la estacionalidad, a la coyuntura económica o las variaciones del desempleo estructural. Comprender el paro exige comprender que estamos hablando de una realidad compuesta de muchas realidades diferentes. Hablamos de sectores, de características de los desempleados, de duración del desempleo, de su influencia en los salarios, de la distribución territorial, etc.

Por otro lado, la cifra de desempleo se toma como indicador más allá de las realidades laborales, de indicador del rumbo de la economía, de si se camina por el buen o por el mal camino. Este aspecto, una vez más, es un poco más complejo. En una economía se puede estar sufriendo una perturbación que afecte negativamente a la producción y al empleo y que genere paro y, sin embargo, se puede estar afrontando de la mejor manera posible esa crisis, de manera que cuando se termina la crisis esa economía sale reforzada. También puede suceder lo contrario. En una economía se puede crecer, crear empleo y destruir paro y sin embargo caminar por el rumbo equivocado. Un ejemplo muy claro es el de la España que llegó a cifras del 8% de paro. En esa España se estaban generando unos desequilibrios que sentaron las bases del sufrimiento de los años posteriores. Además, en aquellos años, a pesar de la importante reducción de las cifras de desempleo persistían graves problemas estructurales en los mercados de trabajo que venían de varias décadas atrás. ¿Querríamos volver a la España de 2007 porque sus  cifras de paro son supuestamente «buenas», sabiendo que los desequilibrios de esa España han agravado la profundidad de la crisis?

Creo que las cifras del paro raras veces pueden ser calificadas como buenas o malas, sin más. Hay que ser ponderados y reconocer los logros que se van produciendo en cada momento y analizar los fracasos. Lo contrario es querer engañarnos a nosotros mismos y genera más confusión que información.

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
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