En el proceso de diseño y producción de los productos de forma natural se produce la imitación, es decir, al pionero le surgen seguidores que tratan de hacer aquello que realiza el líder, normalmente tratando (unas veces con éxito y otras sin él) de introducir alguna mejora. Pero, ¿por dónde empieza la imitación?
La imitación ilegal
Existe una forma ilegal e ilegítima de imitación que transgrede los derechos de terceros. Entre ellos se pueden transgredir derechos de patente, de derechos de la propiedad intelectual o derechos contractuales de no competencia. También existen casos de competencia desleal, como aquellos en que mediante la imitación se pretende crear confusión generando la «la asociación por parte de los consumidores respecto a la prestación o comporte un aprovechamiento indebido de la reputación o el esfuerzo ajeno» (artículo 11.2 de la Ley de Competencia Desleal).
Ante estos casos, lo normal es que si el imitador no cesa en sus prácticas resarciendo al pionero y el pionero es conocedor de tales prácticas, se produzca algún tipo de acción judicial, salvo que extrajudicialmente se llegue a un acuerdo para resolver el conflicto antes de iniciar acciones judiciales.
Las formas legítimas de imitación
En otros casos, la imitación es un proceso no solamente legal, sino legítimo y enriquecedor que puede favorecer tanto la competencia como una adecuada valoración del trabajo del pionero. Muchas veces son los imitadores, con sus éxitos y sus fracasos, los que ponen de relieve la dificultad del trabajo del pionero. Veamos algunas formas de imitación empresarial.
La imitación basada en la observación del producto
Todo imitador quiere saber cómo hace el pionero para conseguir el producto que consigue al coste que lo consigue. Indudablemente, el detenido examen del producto, de sus características, de su utilidad, es una manera de desentrañar el misterio.
Probablemente sea una de las formas más complejas de imitación empresarial, ya que para conseguir desentrañar las claves del proceso simplemente conociendo los efectos en el producto hay que tener mucho talento, conocimiento y realizar una gran labor de observación.
Pero en estos casos, la clave está en que para que el imitador consiga abrirse un hueco debe hacer no solamente lo mismo que el pionero sino algo mejor. Es decir, deberá analizar en profundidad los defectos mejorables del modelo que sigue y deberá hacer un análisis en profundidad de las potencialidades propias para mejorar los defectos del producto ajeno, de forma que se consiga emplear menos recursos o se obtenga una mejora en la calidad del producto.
La imitación basada en la observación del proceso
Muchas actividades económicas tienen una fase de su proceso de producción expuesta al público. Por ejemplo, ese es el caso de muchas actividades de servicios, donde el público están viendo lo que hace el pionero, pero se preguntan cómo es capaz de hacerlo.
El imitador puede observar detenidamente el proceso para averiguar sus claves. Esta forma de imitación empresarial es también particularmente compleja por varias razones.
En primer lugar, casi todos los procesos con exposición al público tienen una parte no expuesta que habría que inferir en función de lo que conocemos sobre la parte expuesta.
En segundo lugar, en esta forma de imitación empresarial existe un riesgo particularmente elevado de que la imitación conduzca a una mera repetición mecánica. Por muy bien que se domine el proceso realizado por otro, si no se hace mejor que el pionero en algún sentido no tendremos opciones de supervivencia empresarial. No olvidemos que el consumidor toma la experiencia del pionero como un indicador de la calidad del proceso.
La imitación basada en la enseñanza
La enseñanza es una forma muy tradicional de realizar la transmisión de conocimiento empresarial. Quien sabe cómo hacer algo se lo enseña, como parte de su actividad, a otras personas a cambio de una remuneración.
En este caso, para que el proceso se desarrolle de la forma más provechosa debe haber una doble enseñanza maestro-discípulo y discípulo-maestro. El maestro debe explicar a su discípulo cómo lo hace y el discípulo debe prestar toda la atención. Pero también el discípulo debe mostrar sus cualidades al maestro para que el maestro pueda conocer las potencialidades del discípulo con el fin no solamente de imitar al maestro, sino también de mejorar lo que hace.
Un problema clásico en este tipo de imitación empresarial es el de la aptitud de maestro y discípulo para este tipo de transferencia de conocimiento. Existen personas que saben hacer algo muy bien, pero que tienen dificultades de comunicación. Por otro lado, en el caso de los discípulos, al contrario de otras formas de imitación, no son los discípulos imitadores quienes toman la iniciativa, sino que es el maestro quien tiene la iniciativa de la imitación.
Otro problema es el de la actitud del maestro. Normalmente al maestro se le retribuye por desarrollar una actividad de enseñanza, no por el resultado de aprendizaje en el discípulo, porque de lo contrario sería una actividad de bastante riesgo (podría no cobrar por tener malos discípulos). Pero el éxito en la enseñanza consigue que los discípulos sepan lo que sabe el maestro. Es decir, el maestro, al final del proceso, debe perder el patrimonio de ser la persona que sabe dentro de la empresa, ya que los discípulos también deben conocer lo que sabía su maestro. Si no lo sabemos gestionar, puede generar la sensación de que el maestro es prescindible.
La colaboración entre empresas
Existen formas para transferir el conocimiento a otras empresas imitadoras como pueden ser contratos de franquicia, por ejemplo. En cierto modo consiste en formas de compartir los beneficios del proceso de imitación entre líder e imitador.
El líder puede ganar al controlar el proceso de imitación, de forma que los imitadores no solamente no le vayan a desplazar, sino que reforzarán su posición de liderazgo.
El seguidor puede realizar una parte del proceso, realizando el líder el resto del proceso y prestando el líder asistencia en el resto del proceso. Esa forma de imitación empresarial reduce considerablemente los costes de la imitación empresarial.
En la mayoría de los casos de imitación hay un elemento en común: la irrenunciable mejora. Si no mejora en algo lo que hace el pionero, el imitador nunca podrá alcanzar la reducción de costes que otorga la experiencia del pionero.