En otra entrada decía que el abaratamiento de diversos costes para el usuario son una de las fuentes de esa tendencia al crecimiento sanitario. En esta entrada trataré de exponer los factores demográficos que hacen que tienda a crecer el gasto público sanitario en las próximas décadas.
El porcentaje que supone el gasto público sobre el PIB depende de diversos factores, uno de ellos es el demográfico. La necesidad de atención sanitaria se centra en los primeros y últimos años de vida. Las personas en edades centrales de la vida son las que se encuentran en edad de trabajar, y por tanto, de contribuir al crecimiento del PIB, que es el denominador de ese cociente. Una población envejecida o un aumento de la natalidad pueden hacer precisa mayor atención sanitaria.
El gráfico 1 es muy expresivo de la situación demográfica española, muy caracterizada por la tendencia al envejecimiento.

En este gráfico se observa el número de nacimientos que se ha producido cada año desde 1946 en España (en azul); así como la composición por edades de la población a 1 de enero de 2013 tanto de españoles (en gris), como del conjunto de la población nacional y extranjera (en naranja)
Observamos que la natalidad creció de forma suave entre los años 50 a mediados de los 60, para después estabilizarse en los siguiente década y caer de forma brusca en el transcurso de los 20 años que transcurren desde mediados de los 70 a mediados de los 90. La natalidad, que había llegado a cifras muy cercanas a los 700 mil nacimientos a mediados de los 60, se situaba 30 años más tarde prácticamente en la mitad. Después se produce una tendencia al crecimiento de la natalidad que se torna en el comienzo de la crisis, a partir de la cual comienza a bajar.
Las diferencias entre la curva azul y la curva gris se producen fundamentalmente por los fallecimientos en los primeros años. En los últimos años las diferencias son propiciadas por el hecho de que muchos de los que nacen últimamente en España son extranjeros. En el caso de los años intermedios vemos como en muchos años hay ligeramente más españoles que nacidos en España. Aquí encontramos hijos de emigrantes retornados a España y extranjeros que adquieren la nacionalidad española.
Las diferencias entre la curva gris y la naranja nos muestran la población extranjera, que en su mayoría ha nacido más tarde de mediados de los años 60, y particularmente entorno a los años próximos a mediados de los 70.
A medida que vayan pasando los años se irá produciendo la entrada en la edad en la que se incrementa el gasto sanitario de los individuos que nacieron en los años centrales de la gráfica. Es probable que el número de personas que fallecen de los de la parte izquierda de la gráfica crezca lentamente, por el progresivo aumento de la esperanza de vida. Y va a haber menos personas nacidas en España que cumplan la edad laboral durante muchos años, por la baja natalidad de las cuatro últimas décadas.
¿Podría cambiar esta perspectiva? Podría, por varias razones, pero es complicado. Una no deseable sería un fuerte aumento de la mortalidad, centrado en las personas de mayor edad. Un aumento significativo de la mortalidad se podría producir por diversas razones. Podría deberse a guerras, epidemias, situaciones de hambruna, catástrofes de gran magnitud. Esas circunstancias, si se ceban con la población más joven, podrían agravar considerablemente el problema, al disminuir el número de personas que puedan trabajar y que, en circunstancias normales, consumen poca sanidad.
Podría haber un aumento significativo de la natalidad. que a largo plazo cambiase las perspectivas. Ese aumento se ve complicado. Con la disminución continuada de la natalidad, pasados los años, llega una disminución del número de personas en edad de tener hijos. Pero, aunque la gente tuviese muchos hijos, eso llevaría durante unos años a una tendencia al incremento del gasto sanitario, para atender a un mayor número de niños y mayor número de embarazos y partos. Si, además, esos embarazos y partos se producen a edades tardías, eso contribuiría aun más al aumento del gasto sanitario.
¿Y las migraciones? Es muy complicado que la emigración ayude a reducir el gasto público sanitario como porcentaje del PIB. Los niños y las personas mayores suelen emigrar acompañando a alguna persona de su familia que está en edad de trabajar. Si esa persona que va a trabajar al extranjero tiene un baja productividad, su partida restará poco al producto interior bruto, incluso nada si se encuentra en desempleo y no tiene rentas del capital. Sin embargo, ese no suele ser el perfil de trabajador español demandado en el extranjero. E, incluso, si marcha en busca de un trabajo poco cualificado y de bajo salario es muy probable que no marche con muchos acompañantes, cuya partida pueda ayudar a reducir el gasto público sanitario. Las personas mayores también pueden emigrar buscando un lugar de retiro, pero España en ese sentido claramente tiene un perfil mucho más receptor que emisor de este tipo de migraciones. La emigración podría agravar el problema si se centra en individuos de alta productividad y que marchan sin acompañantes o solamente con acompañantes en edad de trabajar, como sería el caso de una pareja.
Las circunstancias de la emigración las podemos observar en el gráfico 2.
La inmigración en España tiende a concentrarse entorno a los 30 años. De momento, no se observa que atraiga un arraigo muy grande de personas mayores. De hecho, el porcentaje de extranjeros entre mayores de 75 años es muy pequeño, y tengamos en cuenta que gran parte de ese porcentaje son personas de otros países de Europa que vienen a retirarse a España. La gran pregunta acerca de la inmigración de las próximas décadas será si los que llegan tenderán a quedarse o a retornar a sus países de origen, o incluso a marchar a terceros países. Si se tendiesen a quedar, progresivamente ese grupo más numeroso entorno a 30 años iría cumpliendo años. Y quizá, su ubicación definitiva en España provocaría un incremento del arraigo de personas más mayores como padres o hermanos mayores. Eso contribuiría a un incremento del gasto sanitario.
De momento, parece que los extranjeros que residen en España tienden a tener hijos en España. En las edades hasta 3 años se produce uno de los grupos de edad en el que los extranjeros son más abundantes. Sin embargo, se observa después una caída del peso relativo de los extranjeros, probablemente relacionada con ese patrón de regreso con sus padres a sus países de origen.