Una de las funciones más importantes de la Economía es la de proveer herramientas para la investigación histórica. Eso se hace estudiando al individuo tomando decisiones. Esa es una de las herramientas básicas para conseguir entender las implicaciones de los grandes episodios de la Historia, y particularmente por qué han tenido lugar y cómo afectaron a los individuos en su vida cotidiana.
La Historia está en constante cambio, siempre suceden cosas. Esos cambios pueden provenir de muy diversas fuentes. Muchos de esos cambios que mueven la Historia son producidos por fenómenos ajenos a la actuación humana. Ejemplos de ello son algunas de las variaciones del clima, catástrofes naturales o epidemias. Sin embargo, eso es solamente así en parte. Las decisiones humanas son capaces de producir un cambio climático antrópico. El ser humano toma decisiones para evitar los efectos de las catástrofes naturales y otras decisiones que favorecen que los efectos puedan ser devastadores. El ser humano lucha contra las epidemias.
El ser humano es el protagonista en la mayoría de los cambios que mueven la Historia, y en otros es un actor secundario con un papel bastante relevante. La Economía ha de servir para entender esos cambios a través del estudio de las decisiones individuales. Se parte de que el individuo toma las mejores decisiones a su alcance. Es decir, decide lo más deseable dentro de lo posible.
Detrás de la creación y evolución posterior de instituciones tan importantes como la familia, el Estado o la empresa están las decisiones humanas. Y esos cambios modifican el entorno en el que se desarrollan las decisiones del individuo, de forma que también las decisiones del individuo sirven para estudiar las consecuencias del cambio institucional, no solamente sus causas.
La Economía y la Sociología, durante las primeras décadas del siglo XX, tuvieron una cierta separación temática en su objeto de trabajo. En la segunda mitad del siglo XX se va produciendo una progresiva introducción de la Economía en el estudio de ámbitos que, hasta entonces, se habían caracterizado como sociológicos. Así la Economía va estudiando aspectos como la ley, el crimen, la familia, la empresa, el trabajo o el Estado. Lo hace tomando como elemento de análisis las decisiones de los individuos.
Desde la perspectiva económica, las decisiones individuales no son vistas como fruto de un contexto social que aboca a los individuos a tomar esas decisiones, sino que son las decisiones las que configuran el contexto. Cada fenómeno histórico puede entenderse como fruto de esas decisiones.
Se podría distinguir el relato de los grandes eventos políticos y militares, del relato de los cambios que se han ido produciendo en la vida cotidiana de las personas. Los grandes eventos políticos y militares pueden ser estudiados como fruto de la interacción de distintos decisores, que tratan de tomar las mejores decisiones para ellos teniendo en cuenta que otros también harán lo mismo. Es decir, permite analizar las decisiones desde el punto de vista estratégico. Eso da un matiz muy importante al estudio de la Historia, ya que se puede plantear si las decisiones pudieron ser otras y, en el caso de que no pudiesen ser otras, nos permite analizar las causas de por qué no pudieron ser otras.
Pero una parte importante de la Historia está protagonizada por personajes anónimos que tomaron decisiones trascendentales. Así, por ejemplo, el primer individuo que pensó que el cultivo de especies vegetales podía ser una alternativa a la recolección dio un paso que le haría digno de entrar en todas las enciclopedias. Analizar esa decisión y sus consecuencias nos puede ayudar a comprender muchas cosas sobre el origen de la agricultura. La Economía, en este sentido ayuda a comprender la Historia y la Prehistoria. Eso no quita que, naturalmente, otras disciplinas académicas hagan aportaciones de sumo valor para la comprensión de esos fenómenos, pero la Economía es una de esas herramientas al servicio de la investigación histórica.
Pero no todo en la vida son decisiones racionales. Muchas veces se produce una acción sin decisión previa. Un ejemplo claro son los condicionantes de la naturaleza de cada persona. Por ejemplo, puede haber personas con una tendencia natural a cooperar con otros individuos, más allá del cálculo racional, porque forma parte de su personalidad. Pero la Economía también provee herramientas para analizar los cambios históricos fruto de la interacción de individuos con diferentes formas de actuar, aunque no sean fruto de una decisión racional individual. Esa interacción produce unos efectos competitivos, que hacen que se asienten las acciones del tipo de las que realizan los individuos que obtienen un mejor pago. Ese también es uno de los motores del cambio histórico.