En esta entrada pretendo contarles la historia del dilema del prisionero, una situación que se puede generalizar a muchas situaciones cotidianas.
Planteamiento del dilema del prisionero
Imaginemos que existen dos sospechosos de un delito, pongamos que de un atraco, arrestados por la policía. Lógicamente la policía los interroga y los mantiene incomunicados, de manera que cada uno no sabe lo que va a declarar el otro. Pongamos que la pena por participar en un atraco de las características del investigado por la policía son 10 años, pero que por colaboración con la justicia podría ser de 5 años si se delata al otro sospechoso. Si ninguno de los dos sospechosos confiesa, pongamos que la policía los acusaría de un delito menor, como la posesión de armas, con lo que irían un año y medio a la cárcel. De delatar al otro y el otro no delatarlo quedaría libre.
Se trata de un ejemplo que se puede dar en muchísimas circunstancias de la vida. En este caso no importa, ni tan siquiera, si efectivamente han participado en el atraco. Lo importante es la decisión que tomaría cada uno ante una situación semejante. Esas situaciones semejantes no se relacionan, normalmente, con un delito. El ejemplo lo que trata de explicar es cómo decidiría cada uno de los individuos y cuáles serían los resultados para cada uno de ellos.
Reflexión en la celda
Ante esta situación cada uno de los dos prisioneros se plantea una pregunta clara: ¿qué debo hacer? Comienzan a pensar y valoran que se pueden dar dos situaciones: que el otro lo delate o que el otro no lo delate. Si el otro lo delata lo mejor es delatarlo también, para beneficiarse de la reducción de pena por la colaboración con la justicia, de lo contrario se pasaría 10 años en la cárcel frente a los 5 que estaría de delatar al otro. Pero, ¿qué pasa si el otro no lo delata? Lo que sucede es que, ya que el otro no te delata, es mejor aprovecharse de él, delatándolo, y así salir libre, que cumplir una pena por llevar armas de un año y medio. La conclusión es clara: cada uno piensa que, lo delate o no lo delate el otro, lo mejor es delatarlo. Además, cada uno sabe que el otro está haciendo esa misma reflexión en su celda y, por tanto lo delatará.
Resultado
El resultado es que ambos se van a pasar 5 años en la cárcel fruto de su estrategia de no cooperar con el otro sospechoso, que es la dominante en este caso. Pero, si hubiese existido cooperación entre los dos, no delatándose, solamente hubiesen pasado en prisión un año y medio.Es decir, ambos se hubiesen beneficiado de la cooperación, pero como cada uno debe elegir independientemente y no puede confiar en el otro, porque lo mejor para el otro también es no delatar, el resultado será peor para ambos. Por lo tanto, en este tipo de situaciones se desaprovechan los beneficios de la cooperación. Afortunadamente, la cooperación beneficiosa puede existir en situaciones semejantes, pero con algunas diferencias, como por ejemplo en el caso de que esta situación se repita indefinidamente en el tiempo.
Pingback: La generalización de la historia de los prisioneros | argumentoseconomicos
Pingback: El falso debate sobre la soberanía que asola a Europa | Entre vertientes
Pingback: Cómo elegir carrera (IV): ¿la que elijan mis amigos? | Argumentos económicos