En una entrada anterior escribía sobre qué es la incertidumbre política. En esta entrada trataré sobre los efectos de la incertidumbre política. La incertidumbre política tiene consecuencias macroeconómicas y financieras. La primera causa es que la incertidumbre política complica el acceso a la información que haga previsible saber las consecuencias de nuestras acciones.
Efectos sobre las decisiones de inversión
Las decisiones de inversión nos sitúan ante la necesidad de efectuar algún desembolso, o algún esfuerzo en un sentido más amplio, con la esperanza de retornar algún rendimiento.
La incertidumbre política lo que hace es cuestionar las expectativas que se pudiesen tener sobra la cuantía de ese desembolso, la posible necesidad de realizar desembolsos futuros para cumplir con nuevas obligaciones legales y, sobre todo, cuestiona si será posible obtener los retornos que se preveían antes del surgimiento de la incertidumbre política.
Eso no quiere decir que el inversor piense que un daño patrimonial es inevitable, sino solamente imprevisible. De hecho, cuando después del tiempo se despeja la incertidumbre y se puede valorar a posteriori los efectos de la situación política que ocasionaba incertidumbre, esta valoración puede llegar incluso a ser positiva.
No sabemos lo que (beneficioso, perjudicial o neutral) pueda suceder, pero sí sabemos que cuanta menos certidumbre exista en las expectativas, mayor será el retorno que exigiremos a nuestras inversiones. Es la idea que está detrás de la prima de riesgo. El inversor prefiere entre dos inversiones que prometan los mismos rendimientos, aquella que se los pueda prometer con mayor certeza.
Eso supone que algunas inversiones se descartan, lo que reduce el potencial productivo del país, ya que se dispone de menos recursos para producir. Además, las inversiones son un elemento fundamental impulsor de la generación de empleo, la productividad del trabajo y los salarios.
Cuestión diferente es la de la decisión de desinvertir. El planteamiento de la decisión de desinvertir es muy semejante a la decisión de invertir, pero existe una diferencia importante, la de los costes de la salida.
Si una empresa valora abandonar un país tendrá que enfrentarse a la necesidad de liquidar sus inversiones en el lugar en un ambiente de menor certeza. Eso puede originar pérdidas que conviene evitar. Por eso las inversiones directas en el país suelen ser más reacias a abandonar el país.
Sin embargo, sí puede afectar de una manera más rápida a los flujos de financiación, sobre todo las refinanciaciones de las emisiones de títulos de deuda de empresas privadas. Se pueden enfrentar a un entorno hostil en el que el tipo de interés que se les exija crezca mientras no se disipe la incertidumbre política.
Las decisiones de consumo
El consumidor también se puede plantear cuáles serán los efectos de la incertidumbre política. Puede disminuir la confianza de los consumidores. Puede hacerlo por falta de conocimiento de cómo le afectarán las decisiones políticas en el corto y en el largo plazo, pero también por los efectos de la incertidumbre política sobre la inversión, que afectarían a su empleo y a su salario.
Ante los temores del consumidor, se puede producir un descenso del consumo, con el fin de generar un ahorro que sirva de colchón frente a los imprevistos que pueda originar la incertidumbre política.
Además, el consumidor puede retrasar las decisiones de consumo duradero, a la espera de ver cuáles son las decisiones políticas. Por ejemplo, la adquisición de un coche se puede retrasar tanto por el miedo sobre el impacto de la situación política en la situación personal, como por el temor a que las decisiones políticas alteren los costes y los beneficios de adquirir ese coche.
Pero si algunos consumidores retrasan su consumo, la demanda de esos bienes caerá, lo que en el corto plazo se traducirá en caída de los precios. Esa caída de los precios puede alimentar la expectativa de nuevas caídas de los precios, porque algunos consumidores pueden esperar a que caigan los precios para adquirir esos bienes. Por esa vía la incertidumbre política puede tener posibles efectos deflacionistas.
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