¿Qué pasaría a corto plazo con Grecia si sale del euro?


 Mucho se habla del llamado grexit, es decir de la salida de Grecia del euro, o del grexident, o salida accidental de Grecia del euro. Una sola palabra define la situación a la que se puede enfrentar Grecia ante una posible salida del euro: incertidumbre. Son muchas las opciones posibles, pero ninguna buena para Grecia. Es evidente que, si hubiese habido una solución unilateral buena para Grecia, ya se habría llevado a cabo. Lo mejor, para ambas partes, es llegar a un acuerdo creíble. Por eso pienso que lo más probable es que se llegue a un acuerdo. Sin embargo, puede que ese acuerdo no llegue. En ese caso, no sabemos con exactitud lo que podría suceder, pero sí podemos examinar las opciones más probables en caso de salida de Grecia del euro.

En el momento en el que Grecia deje de cumplir con sus compromisos de pago sin llegar a un nuevo compromiso tendrá que replantearse cómo y a quién pagar. Una opción es declarar formalmente que una parte de sus deudas son ilegítimas, fruto de gobiernos corruptos y de prácticas ilegítimas de sus socios europeos y de los restantes acreedores. Habría que ver cuáles son sus argumentos, pero hasta el momento no existen argumentos de peso que permitan calificar la deuda como ilegítima. Es una opción difícil de argumentar jurídicamente pero, sobre todo, presenta dos problemas adicionales de gran envergadura. En primer lugar es un ataque formal a quienes hasta el momento han venido siendo sus socios. La probabilidad de que las relaciones se deterioren gravemente es alta. En segundo lugar, viene a suponer declarar abiertamente a Grecia como un estado fallido, como una falsa democracia. Es un argumento que siembra la desconfianza internacional en el país, algo con lo que es muy difícil lidiar. Por otro lado, es difícil de argumentar que Grecia es una falsa democracia desde el gobierno, ya que no es habitual que en una dictadura controlada por una oligarquía corrupta que pretende aparentar ser una democracia se produzca un traspaso de poderes a un partido democrático tras unas elecciones, porque la existencia de esa oligarquía corrupta que todo lo controla lo impediría. Grecia ha podido tener muchos problemas, pero viene siendo un país con plenas garantías democráticas. En este supuesto de declaración como ilegítima de una parte de la deuda, es muy probable que la salida del euro se produzca por ruptura de relaciones con la UE, ya que esa declaración comenzaría por no aceptar los tratados y las normas del Derecho Comunitario Europeo por ilegítimos según el gobierno griego.

Otra opción sería salir del euro para controlar una moneda propia. Un aspecto importante es que podría redenominar gran parte de su deuda en dracmas (si es que se llama así la nueva moneda). Grecia tendría grandes dificultades de financiación. Previsiblemente sufriría una crisis importante que haría que disminuyesen sus ingresos tributarios y aumentase la necesidad de determinados gastos públicos para atender las peores consecuencias de esa crisis. No obtendría dinero de los acreedores que le venían prestando, ni tampoco podría obviamente financiarse en los mercados financieros internacionales. Esa nueva moneda podría ser su solución para financiarse. Podría emitir dracmas para pagar cuanto tenga que pagar. Incluso podría redenominar buena parte de sus deudas a dracmas, devolviendo a esos acreedores dracmas en lugar de euros.

¿Asunto resuelto? Por desgracia, no es tan sencillo. Cuantos más dracmas emita, más dinero hay en circulación. El dinero se vuelve muy abundante. Como cualquier bien, el dinero se abarata cuando se vuelve muy abundante. Pero, como son los precios de todos los otros bienes los que se miden en dinero, el resultado es que todo se encarece. Es decir, hay muchos dracmas pero se puede comprar poco (en comparación con lo que se podía comprar antes) con cada dracma. El dracma pierde valor.

La pérdida de valor del dracma tendría dos importantes efectos. El primer efecto sería que las deudas que redenominasen en dracmas serían devueltas en moneda con menos valor. Esa es una forma encubierta de impago de las deudas, que puede tener serias consecuencias de futuro. Hay que manejar el efecto negativo que tendría sobre las expectativas que pudiesen tener aquéllos que pensasen en relacionarse con Grecia.

El segundo problema importante es que, si las cuentas bancarias y otras formas en las que los griegos tienen colocados sus ahorros se redenominan en dracmas, los ahorradores griegos se encontrarán con un menor valor de sus ahorros. Eso puede perturbar gravemente la forma en la que los griegos ahorren en el futuro. Es muy probable que no ahorren en dracmas.

Pero hay un problema añadido. El aumento de los precios, por la emisión de dracmas, puede originar que los arrendadores  de bienes exijan más renta para el período siguiente, los prestamistas más intereses, los trabajadores mayores salarios, etc. Si todo el mundo exige mayores precios, los costes y los precios aumentan. La inflación elevada puede fácilmente llamar a más inflación elevada. Existe un riesgo importante de que una inflación muy elevada sea el quebradero de cabeza griego durante largo tiempo. Eso tiene una influencia muy importante en los ahorros, que se erosionan gravemente perdiendo buena parte de su valor en poco tiempo. En esas circunstancias lo que pensaría cualquier ahorrador es que lo mejor es tener sus ahorros en moneda extranjera y en el exterior del país lo antes posible, mejor hoy que mañana. Ante eso, los bancos griegos se podrían encontrar una avalancha de clientes que quieren sacar su dinero para sacarlo del país. Para evitar la quiebra de la banca griega, el gobierno aprobaría medidas que impedirían realizar transferencias al extranjero. Pero, como también se puede sacar físicamente el dinero del país, normalmente se pondrían también restricciones a la cantidad de dinero que se puede retirar en metálico. En esas circunstancias el comercio tiene una dificultad añadida, es más difícil encontrar con qué pagar. Probablemente se vuelva al trueque en muchos ámbitos.

Con la pérdida del valor del dracma, la economía griega ganaría una supuesta competitividad que le permitiría salir adelante. Digo supuesta porque en la práctica implicaría que las importaciones en moneda extranjera saldrían más caras y porque por las exportaciones darían a Grecia una menor cantidad de moneda extranjera por cada dracma obtenido de las exportaciones. Habría que exportar más unidades físicas de los distintos productos que exporte para obtener una cantidad semejante de moneda extranjera.

¿Y el turismo? Un dracma que valga menos supone que podrían vender más barato su producto turístico. En todo caso, la llegada de muchos turistas a un país en una situación de cierto desorden es bastante improbable. Y es especialmente importante la impresión que se lleven los turistas que lleguen de la situación del país.

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
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