La esclavitud en la Antigüedad


Cuando pensamos en la esclavitud de la Antigüedad lo primero que se nos viene a la cabeza es un amo sometiendo a todo tipo de torturas a sus esclavos. Esa es la imagen de las películas, es una parte de la realidad, pero la realidad va mucho más allá. Lógicamente la vida de una persona puede prolongarse poco en esas condiciones extraordinariamente narradas por el cine y la literatura. En esta entrada quiero tratar el tema de qué era la esclavitud en la Antigüedad y lo que se buscaba económicamente con ella y trataré de extraer algunas enseñanzas.

La esclavitud implica negar la personalidad a un ser humano, es decir, negar la posibilidad de que un ser humano sea sujeto de relaciones jurídicas. El esclavo no tiene, en principio, derechos y obligaciones. Diríamos que someter a un ser humano a la esclavitud es reducir a ese ser humano esclavo a la categoría de cosa, con un amo, es reducirlo a objeto de las relaciones jurídicas, en lugar de ser sujeto de ellas.

Eso tiene unas implicaciones muy importantes, porque elimina la decisión con efectos jurídicos frente a terceras personas de ese ser humano. Ese ser humano puede decidir en el plano material, pero no en el jurídico. Puede, por ejemplo, decidir si trabajar más o menos, con las consecuencias materiales que eso le pueda suponer; pero no puede decidir aspectos como dónde quiere vivir, en qué quiere trabajar o para quién quiere hacerlo.Si lo hiciese, el amo podría reclamarlo por la fuerza, porque la ley ampara al amo.

La tendencia natural de las personas es a tomar las mejores decisiones que crean oportunas para sus vidas, por lo que para someter a esclavitud a una persona se desarrolla todo un sistema que suele estar basado en el uso, o en la amenaza de uso, de la fuerza por parte del amo, de quienes sirven a ese amo o del propio Estado que ampara la esclavitud.

¿Para qué puede querer un amo tener esclavos? Por desgracia, una parte para satisfacer pura y simplemente su crueldad. Son los amos que aparecen en las películas, los que buscan seres humanos para someterlos a tortura bajo cualquier clase de justificación como la política o la religiosa, por ejemplo.  Sin embargo, el caso habitual no es ese, sino el de alguien que busca un beneficio material del trabajo del esclavo.

El objetivo principal que tiene esa tendencia del ser humano a tomar decisiones es su propia supervivencia. Dado que la esclavitud restringe gran parte de la capacidad de tomar decisiones al esclavo, el amo debe proporcionar unas condiciones materiales de vida a su esclavo para que éste pueda desarrollar la actividad que el amo desea que realice. Por ejemplo, es imposible que sin alimento pueda desarrollar labores físicas de envergadura. Por otro lado, el grado de esfuerzo e implicación del esclavo está relacionado con su expectativa de que el amo le propicie buenas condiciones materiales de vida.

En algunos casos la esclavitud buscaba encontrar quien trabajase en labores muy penosas y peligrosas que significaban una probabilidad alta de muerte cercana, que difícilmente sería aceptada por una persona libre. Toda la crueldad del amo, o de quienes estaban a su servicio podría recaer sobre el esclavo en el caso de no desarrollar el esfuerzo esperado.

¿Para qué querría el amo esclavos en lugar de trabajadores? En la Antigüedad todos los amos querían ser el que tuviese acceso a los servicios profesionales más exclusivos. La esclavitud garantizaba (al menos en teoría, porque el esclavo siempre podía morir o escapar) que el esclavo trabajaría para el amo, y no para otras personas. Los esclavos eran quienes sabían desarrollar las diferentes labores especializadas, guardaban los secretos de la explotación económica de su amo. El trabajador tiene la posibilidad de buscar otra persona para la que trabajar. De este modo, la esclavitud era un mecanismo para que los secretos de la actividad económica del amo no trascendiesen.

No todos los esclavos desarrollaban labores de alta complejidad y que requiriesen conocimientos importantes, pero muchos sí. Imaginemos, por ejemplo, un amo que se dedicaba a la agricultura, por ejemplo, al cultivo de la vid.  Lo habitual era que el amo no tuviese ese conocimiento especializado de cómo se debe manejar el viñedo. Quien sí conoce los secretos de la explotación es el esclavo. Eso genera una paradójica relación de doble dependencia: no sólo el esclavo depende del amo, sino también el amo depende del esclavo. El amo pasa a depender del esclavo, porque si se negase a seguir prestando sus servicios o le pasase algo que le incapacitase para desarrollarlos,  o si falleciese, el amo no tendría el conocimiento suficiente para explotar su viñedo de la forma más oportuna.

Creo que la esclavitud de la Antigüedad nos muestra algunas lecciones importantes. En primer lugar, que la cooperación libre del ser humano es más efectiva, porque no se basa en complicados mecanismos de imposición, sino en que convenga a las diferentes partes. No hemos de olvidar el elevado coste de esos mecanismos de imposición. Para el esclavo el coste es la pérdida de buena parte de su capacidad de decisión y la negación de su propia dignidad como persona. Para los amos, la esclavitud también representa un coste, en la medida que la esclavitud implica costes para reclutar esclavos, seleccionar esclavos o reprimir cualquier tentación de libertad. En segundo lugar, que en cualquier actividad, quien lleva la dirección de esa actividad ha de ser capaz de tomar las riendas, de buscar los recursos necesarios para desarrollarla, de ser capaz de reemplazar esos recursos e incluso, llegado el momento, de ceder las riendas a la persona adecuada. Es decir, hay una diferencia grande entre ser el dueño de una determinada empresa y ser un empresario. Y, por supuesto, nos ilustra sobre la importancia de la dignidad inherente a todo ser humano, de la que la personalidad atribuida por el Derecho es un reflejo.

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
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