Lo que se juegan Europa y Grecia tras las elecciones griegas si gobierna Syriza


Este domingo se van a celebrar las elecciones griegas. El partido Syriza es el principal favorito. Se entenderá como un voto de castigo a las medidas de austeridad necesarias para encaminar a Grecia hacia una senda de estabilidad presupuestaria. Grecia ha realizado muchas reformas y los griegos se han enfrentado a fuertes recortes. Pero Europa entera está pendiente de Grecia y de Syriza, porque en Grecia se juega una parte del futuro de Europa.

Personalmente creo (como expuse aquí) que la estabilidad presupuestaria puede ser beneficiosa para algunas de las principales preocupaciones de los españoles como la salida de la crisis, la búsqueda de una economía eficiente, la búsqueda de una distribución de la renta más equitativa o la regeneración política. Eso es perfectamente extrapolable a Grecia. Creo que el único camino positivo para Grecia es aquél que la conduce a la estabilidad presupuestaria, y no solamente a la estabilidad presupuestaria, sino también a las reformas que eleven la productividad de la economía griega, eleven el potencial de crecimiento de Grecia y mejoren su competitividad internacional. Está claro que ese camino está en entredicho, particularmente si gana Syriza las elecciones griegas. Sin embargo creo que sería buena una renegociación de las condiciones de la deuda griega estableciendo algún tipo de quita, de espera o de ambas cosas, a cambio de nuevas reformas y de un compromiso firme con la estabilidad presupuestaria. De lo contrario parece que existe una alta probabilidad de que Grecia opte por desandar el camino de las reformas y de la austeridad.

Creo que nos encontramos ante algo así como una extraña partida a tres bandas: Grecia, los países con una posición acreedora y los países deudores. Grecia hasta el momento ha llevado a cabo duros recortes y algunas medidas de reforma impuestas por las condiciones del rescate. Si gana Syriza va a intentar parar el proceso. Quieren una reestructuración de la deuda para disponer de más recursos y evitar así los recortes y las reformas. Esos recortes y reformas han llevado a la economía griega a una situación más sostenible, pero sin llegar a ser boyante. El voto a Syriza creo que es una muestra de hartazgo por los recortes y  las reformas, pero también de impotencia por no poder pagar la deuda. Si Syriza gana las elecciones y gobierna lo más lógico es que pretenda desandar el camino de recortes y reformas. Eso llevará a Grecia inmediatamente a incumplir sus compromisos para el rescate. Lo lógico es que no vuelva a obtener financiación de los acreedores de ese rescate, se podría decir que sería previsiblemente el final del rescate. Grecia se encontraría con una crisis de deuda, ya no tendría para pagar a ningún tipo de acreedor. Se encontraría ante una crisis de deuda pública que, como expuse aquí, no tendría ninguna vía de solución que no fuese dolorosa. Creo que lo más probable sería que Grecia optase por su salida unilateral del euro y quizá de la Unión Europea. Posiblemente ese proceso se puede producir de forma abrupta y desordenada. El siguiente paso sería probablemente restringir los intercambios de divisas y emitir algo así como un nuevo dracma. El Banco de Grecia emitiría nuevos dracmas suficientes como para satisfacer ese gasto y se estarían sentando las bases de una hiperinflación en Grecia, que le restaría competitividad internacional y sumirían a Grecia en un caos político y económico.

Los países acreedores, fundamentalmente los países del centro de Europa, están encabezados por Alemania. Tienen un pequeño riesgo de impago en Grecia, pero su mayor preocupación son economías más grandes como España o Italia e incluso existe una preocupación por Francia. Son lo que podríamos decir los alumnos más aventajados de la clase en materia de austeridad. Por eso tienen el dinero para prestar a Grecia y están en su derecho de exigir condiciones. No existe un mecanismo para obligarlos a prestar a Grecia. La idea que manejan es que si se dijese que Grecia no tiene que pagar una parte de lo que les debe o que podría retrasar el pago de la deuda sin intereses eso sería inmediatamente interpretado por otros países como una clara señal de que no hay que hacer esfuerzos para pagar toda la deuda. Ven un riesgo de perder una parte sustancial del dinero que han prestado a esos otros estados. Son muchos los que están dispuestos a asumir una pérdida en Grecia fruto de que Syriza haga que Grecia abandone el camino de austeridad y reformas. Sería para ellos un mal menor. Sería una forma de que otros países escarmentasen en la cabeza de los griegos.

La situación de otros países de Europa que forman parte de la zona euro y que tienen algún tipo de dificultad presupuestaria es bien distinta a la de Grecia. Son países que están obteniendo financiación en los mercados con una sustancial reducción de la prima de riesgo y que tienen una prima de riesgo de alrededor de un 7% menos. Ha habido recortes importantes, pero no de la magnitud de los de Grecia. Pero hay mucha incertidumbre económica y en todos los países resuena un debate político sobre la soberanía, a mi juicio muy mal orientado y que puede sepultar a la Unión Europea. Una exigencia inflexible de cumplimiento por parte de los países acreedores corre un serio riesgo de fracasar con Syriza en el poder en Grecia. Ese fracaso podría verse en los deudores como una muestra de que el camino de las reformas y la estabilidad presupuestaria es equivocado. Cualquier mal que se cierna sobre Grecia puede ser la excusa perfecta para echar la culpa a los acreedores y reclamar la recuperación de la soberanía, a fin de tomar medidas heterodoxas. Podría ser visto como que, en caso de que el camino se tuerza, los acreedores no van a contribuir y, por lo tanto lo mejor es no cumplir desde el principio, evitar sacrificios que, según ellos,  son inútiles. En un escenario así perderíamos todos. A Grecia no se le habría dejado salida. Los otros países deudores podrían salirse de la senda de la estabilidad presupuestaria, de las reformas, de la coordinación de las políticas europeas y del cumplimiento de los compromisos para emprender una aventura con escasos visos de éxito. Los países acreedores verían como los deudores correrían serio riesgo de no cumplir y las pérdidas para los acreedores podrían ser muy elevadas.

Pero yo soy optimista. Creo que todo esto es evitable. Se puede hacer partícipes a los griegos de los importantes esfuerzos que han hecho y que todavía tendrán que hacer si quieren llegar a una línea de estabilidad y crecimiento. ¿Cómo? Estableciendo algún tipo de quita o espera que haga que una mayor proporción de su renta vaya a la satisfacción de sus propias necesidades. Se sentirían menos ahogados y más incentivados al esfuerzo, en la medida en que sus frutos son compartidos, una parte iría a la satisfacción de los acreedores y otra para los griegos. Pero no se puede hacer bajo la amenaza de Syriza de romper la baraja, como una forma de aceptar una extorsión. Eso sería visto por todos los países como un incentivo a no cumplir los compromisos. A cambio de una mayor participación en los beneficios del esfuerzo Grecia se debería comprometer a nuevas reformas, que favorecerían su crecimiento y la satisfacción de los acreedores, y a cumplir con un pacto de estabilidad presupuestaria. Sería bueno que esas reformas fuesen propuestas por Grecia con el visto bueno de la Unión Europea y otros organismos internacionales. Muchas veces, desde dentro del propio país se tiene un mayor conocimiento de las deficiencias de su economía. Ello no impediría que los organismos internacionales realicen sus propias recomendaciones, la visión que se tiene desde fuera puede complementar a la que se tiene desde dentro. Habría que implantar nuevas reformas y garantizar una senda hacia la estabilidad presupuestaria, que sería algo más sencilla al tener alguna mayor holgura en el presupuesto tras la quita o la espera. Creo que una cierta quita puede ser una declaración de buena voluntad de los acreedores, pero creo que es preferible establecer una espera sin intereses a fin de garantizar revisiones del cumplimiento de los compromisos.

De este modo ganaríamos todos. Grecia podría obtener un mayor fruto de sus esfuerzos, a la par que una economía más saneada y con mayor potencial de crecimiento. Los países acreedores minimizarían la pérdida. Si las reformas son las adecuadas la renuncia que tendrían que hacer sería pequeña y salvarían el riesgo enormemente mayor que tienen en otros países deudores. Los otros países deudores se verían beneficiados por la mayor estabilidad y porque la situación de Grecia no se llegaría a ver como un incentivo a salirse de la senda adecuada, de reformas y búsqueda de la estabilidad presupuestaria. Es más sería un acicate para efectuar más reformas, que son enormemente necesarias. Y esa estabilidad de la zona euro beneficiaría a todos los países en general, a todo el mundo.

Una última reflexión. ¿Cómo se podría ver que mientras Grecia tomaba decisiones equivocadas pero no había llegado la crisis se le prestaba dinero y ahora que Grecia ha comenzado un sacrificado camino de reformas y recortes se deje tirada a Grecia para que otros países acreedores escarmienten? Eso, en mi humilde opinión es sencillamente una inmoralidad que dudo muchísimo que se vaya a perpetrar.

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
Esta entrada fue publicada en Economía de España, Economía Europea, Economía Internacional, Economía Pública, Macroeconomía, Opiniones y etiquetada , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.