La denominada ley de un solo precio nos ilustra sobre el comportamiento de los precios de los bienes y servicios que son comercializables en el exterior, que pueden comprarse o venderse en distintos lugares.
Según la ley de un solo precio, si un bien puede ser objeto de comercio con otros lugares, los precios de ese bien en lugares diferentes deben ser idénticos cuando los medimos en una misma moneda, salvo por la diferencia que pueda existir por el coste del desplazamiento. Esos costes son fundamentalmente costes de transporte, pero puede haber otros como, por poner algún ejemplo, la necesidad de solicitar permisos para el traslado, los costes de informarse de las diferencias de precio o el pago de determinados impuestos, que pueden ser diferentes. No es una ley en el sentido jurídico del término, sino en el sentido científico del término. Sería una ley como la de la gravedad, una regla invariable de las cosas. Quizá sea mucho decir en este caso, pero es cierto que tiende a cumplirse. La razón es que, si nos imaginamos que los precios difieren lo suficiente como para compensar los costes de los desplazamientos, los vendedores tendrán incentivos a vender donde más caro sea y los compradores a comprar donde más barato sea. Eso abaratará los precios del bien en el lugar donde es más caro, porque hay más oferta y menos demanda, y encarecerá los precios donde es más barato, porque habrá más demanda y menos oferta.
La ley de un solo precio se cumple cuando hablamos de bienes comercializables, bienes especialmente aptos para el comercio con otros países, fundamentalmente porque son sencillos de desplazar, el coste de que los compradores o vendedores se desplacen es pequeño en relación a su precio. En general, los servicios personales, como la peluquería por ejemplo, son servicios no comercializables, porque dados los costes del desplazamiento nadie irá a lejanos lugares a prestar o, sobre todo, a recibir este tipo de servicios. Otro ejemplo es el de los bienes inmuebles. No es posible, por ejemplo, comprar una vivienda en un lugar muy barato y desplazarla a un lugar caro. Esta es una de las razones por las que la ley de un solo precio no se cumple en todos los casos.
Si consideramos que la ley de un solo precio se cumple para una gran parte de los bienes y servicios que se consumen en un país, los comercializables internacionalmente, también lo estarán los índices de precios. Por ejemplo si la moneda de un país se deprecia con el fin de obtener una ventaja en el precio de los bienes comercializables internacionalmente y durante un tiempo los bienes producidos en ese país se abaratan en términos de una moneda extranjera, habrá un incentivo de los compradores de esos bienes a comprar en ese país. Eso supone que se incrementa la demanda de esos bienes, haciendo subir su precio en la moneda local. Además los productores nacionales tendrán incentivo a vender en el extranjero, y reducir la oferta que realizan dentro del país, ya que si los precios en el extranjero son los mismos y la moneda extranjera vale más el importe de la venta en moneda nacional es mayor.¿Hasta cuándo se incrementará la demanda y se reducirá la oferta? Se incrementará la demanda y se reducirá la oferta hasta que el precio sea igual medido en la misma moneda, es decir, hasta que se haya contrarrestado el efecto abaratador de la depreciación. Por lo tanto la tendencia será a que ese abaratamiento acabe por desaparecer por el aumento de los precios. Ello es una explicación del motivo de la mayor inflación en países que deprecian o devalúan sus monedas.
Gracias por la ayuda que usted brinda a través de este medio Lic. Gonzalo García Abad. Que tenga buen día.
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Gracias a usted, Wilson.
¡Buen día a usted también!
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