Inmigración: ¿tienen las decisiones costes?


 Hace unos días la canciller alemana tuvo un intercambio televisado de palabras con una niña palestina, tras la cual la niña terminó llorando. La canciller Merkel le exponía a la niña que Alemania no puede decir a los refugiados (supongo que tampoco a cualquier otro tipo de inmigrantes) que pueden ir a Alemania libremente, porque Alemania no podría hacerse cargo de esa situación. Creo que la exposición  de la canciller Merkel no es demasiado acertada.

Los costes de la decisión de emigrar

Se dice que, de no ser por las restricciones a la inmigración, los países receptores serían «invadidos» por los inmigrantes, que llegarían muchos millones de inmigrantes. Probablemente eso sería cierto en un mundo en el que la decisión de emigrar a otro país no tiene costes. ¿Por qué hay gente que permanece en países más pobres, en lugar de emigrar?

Un primer factor es el relacionado con la información. Normalmente, no se emigra a un lugar indefinido llamado extranjero, sino a un lugar concreto donde el emigrante valora que es razonable pensar que tendrá una vida mejor. Acceder a esa información suele tener unos costes. Las redes de contactos personales constituyen una de las más importantes fuentes de información. En parte, eso explica que mucha gente de un determinado lugar decida marchar a lugares donde otras personas que conoce han acudido con anterioridad, e incluso viven aún allí.

Un segundo factor es el de renuncia. Todos los lugares poblados tienen algún conjunto de ventajas que hacen que exista población. Otra vez uno de los más relevantes es el conjunto de relaciones con otras persona, pero también otros como la posición que ocupa esa persona dentro de ese lugar. Precisamente por ello, tienen mayor probabilidad de emigrar aquellos que consideren que podrán encontrar una posición más ventajosa en otro lugar. Eso no implica necesariamente que emigren los más pobres. Individuos relativamente bien posicionados que aspiran a una mejor situación y que ven que en su lugar de origen les será imposible mejorar su situación pueden ser de los primeros que valoren la decisión de emigrar.

El propio desplazamiento tiene un coste. Los muchos o pocos enseres y ropa que posee quien va a emigrar le van a valer de poco en su nuevo lugar de residencia. Tendrá que desprenderse de la mayoría, y solamente podrá llevar una maleta o unas pocas maletas. Algunos emigrantes con buena situación económica de países ricos, podrán plantearse una mudanza. En algunos casos, también supone el abandono de una vivienda, si esta no puede ser vendida, alquilada o se le da algún otro uso. Pero lo fundamental es que el emigrante cuando llegue a su lugar de destino tendrá que plantearse costear esas pérdidas. Necesitará ropa nueva, una casa nueva, nuevos enseres. Y buena parte de los que tenía le serán inservibles, al no poder venderlos para costear los nuevos.

Dentro de los costes de desplazamiento también son importantes los costes relacionados con el viaje. Y además de costes, en muchos casos, hay una situación de incertidumbre asociada, al no saber muy bien a qué es a lo que un individuo se enfrenta. Particular incertidumbre afrontan quienes se plantean penetrar irregularmente en otro país. Por desgracia no son infrecuentes los casos de personas que mueren durante el viaje, sobre todo en viajes por mar en embarcaciones no adecuadas.

Otro factor importante de costes es la adaptación a una nueva cultura. Y, dentro de la cultura, tiene una importancia particular, si se da el caso, el aprendizaje de nuevos idiomas. Aprender nuevos idiomas tiene un coste, no aprenderlos en un lugar donde no se hablan las lenguas que uno conoce también, porque limita las posibilidades de relación del individuo.

El encaje individual

Lo más importante de todo es que los costes de la emigración varían entre individuos y, para un mismo individuo, entre destinos. Puede haber lugares donde el coste de la emigración sea menor para un individuo dado, por ello lo normal es que se emigre a aquel lugar que se piense que la adaptación será más provechosa. En ese sentido tan importantes como los costes son los beneficios. Los beneficios serán mayores cuanto mejor sea el encaje laboral. Llegar a un lugar donde se demanda el perfil laboral que uno posee facilita mucho la decisión de emigrar a ese lugar concreto y no a otro.

En ese sentido, es muy importante la información. El individuo se forma una expectativa de costes y beneficios y una idea mental de lo probable que es que se produzcan las diversas situaciones, ya que, dependiendo de la situación que se encuentre al llegar, los costes y beneficios serán diferentes. Por ello es muy importante la disposición de una información correcta de qué es lo que se puede encontrar al llegar.

Las políticas sociales

Dentro de los beneficios que pueden tener los inmigrantes que llegan a un país están las políticas sociales. Se dice que las políticas sociales ligadas al estado de bienestar son un atractivo muy fuerte para inmigrantes no laborales, es decir, individuos que no desean realizar una aportación con su trabajo al lugar de origen, sino solamente vivir de esas prestaciones.

Es difícil que lleguen millones de personas que no desean trabajar a los países con un estado de bienestar desarrollado. Si una persona ha superado los costes que implica la decisión de emigrar, tanto más beneficiosa le será su decisión cuanto mejor aprovechamiento laboral que pueda obtener de su estancia en el país de destino.

Pero, en todo caso, si las políticas sociales de un país en un momento dado están desincentivando el esfuerzo, eso quiere decir que están mal orientadas. Si desincentivan el esfuerzo de los inmigrantes, lo normal es que también lo hagan con la población que ya vivía en el país. Por diversos motivos puede haber políticas que se considere muy conveniente que se establezcan de una forma universal. Pero, en conjunto, el destinatario prioritario de las políticas sociales debe ser la persona que se encuentra en una situación de necesidad sin haber tomado una decisión que influya en su propia situación de necesidad.

En mi opinión, es extraordinariamente improbable que si se relajasen las condiciones para entrar en los países más desarrollados se fuese a producir un especie de «invasión destructura», sino más bien un cierto incremento de la llegada de inmigrantes con buen encaje social y laboral. Los inmigrantes tienden a quedarse en aquellos lugares donde mejor encajan.

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
Esta entrada fue publicada en Economía Laboral, Economía Pública, Opiniones y etiquetada . Guarda el enlace permanente.