La inversión inmobiliaria y la inflación (II): la hiperinflación


La hiperinflación es un fenómeno por el cual los precios pueden subir de forma muy acusada en poco tiempo. Pueden llegar a multiplicarse varias veces. Por ello, la hiperinflación es el terror de cualquier ahorrador. Puede hacer que sus ahorros pierdan gran parte de su poder adquisitivo, aun cuando sus ahorros estén colocados en activos de bajo riesgo. Y, además, puede suceder de forma brusca y alimentar nuevos episodios de hiperinflación.  La causa suele estar en decisiones gubernamentales, tales como la decisión de pagar determinados gastos con dinero nuevo emitido por el banco central. Estas decisiones suelen tener un desencadenante brusco, pero no son absolutamente imprevisibles. Por ello en los países propensos a tener hiperinflación, los ahorradores tienden a cubrirse de diversas formas, una de ellas es la inversión en vivienda.

Los episodios, en ocasiones largos y repetidos, de hiperinflación suelen desencadenarse por decisiones de gobiernos faltos de financiación. Una vía típica para evitarlo es colocar los ahorros en divisas extranjeras, e incluso depositarlos en entidades extranjeras. Llegado el momento de la hiperinflación, la moneda nacional perderá brutalmente su valor, de forma que las monedas extranjeras valdrán cada vez más. Ante esta situación, a quien tiene colocados sus ahorros en moneda extranjera le pueden suceder diversas circunstancias. Puede suceder que los tenga colocados en moneda extranjera pero en el interior del país. Ante la situación de pánico, lo normal es que la gente quiera transferir el dinero al extranjero, donde quede a salvo de las decisiones gubernamentales. Por eso en estas situaciones lo normal es un estricto control de cambios, es decir, una reglamentación que impida realizar estas transferencias con normalidad. Una alternativa es tener el dinero en moneda extranjera en metálico, pero eso es muy peligroso por la posibilidad de robo y si el ahorrador quiere consumir una parte de sus ahorros le puede obligar a recurrir al mercado negro. Una tercera alternativa es tener el dinero en el extranjero y partir hacia el extranjero ante una situación convulsa o si se da la necesidad de tener que gastar parte de los ahorros. Esa es una opción que no está al alcance de todo el mundo. Muchas personas no pueden marchar por enfermedad, por edad, por falta de contactos en  el extranjero, etc. Y para la mayoría de personas se trata de una opción inaccesible colocar unos pequeños ahorros en el extranjero, precisamente porque son muy pequeños.

Existen otras opciones como la de tener colocados los ahorros en activos financieros de renta fija indexados a la inflación. Estos activos prometen unos rendimientos que están referenciados a la inflación. Por ejemplo si ofrecen la inflación más un 0,5%, si la inflación es de un 100% tendrán que pagar un 100,5%. Sin embargo, en una situación de hiperinflación este tipo de instrumentos financieros puede ser un enemigo a batir por los gobiernos. Si la inflación sube, aumentan los costes de la financiación de las empresas (en términos nominales) que se financian con bonos indexados, y esa subida de costes alimenta nuevas subidas de precios.

Para muchos ahorradores, que por unas o por otras razones, no tienen acceso a formas alternativas de luchar para evitar que la hiperinflación merme gravemente sus ahorros, la inversión en vivienda es una alternativa eficaz en la lucha para evitar que la hiperinflación devore el poder adquisitivo de sus ahorros. Varias son las razones que hacen especialmente atractiva la inversión en vivienda para estos inversores en un contexto de hiperinflación (o de temor a la llegada de la hiperinflación):

1)La vivienda, como los restantes bienes, multiplica su precio medido en términos nominales en episodios de hiperinflación. De este modo, en términos reales se minimiza la pérdida.

2)Ante la posibilidad de que llegue un episodio de hiperinflación puede ser una buena opción endeudarse. Si llega la hiperinflación caerá el valor de la deuda en términos nominales. Es decir, deberemos la misma cantidad de dinero, pero ahora los precios y las rentas (como, por ejemplo, salarios, intereses, rentas de alquiler o dividendos) son mucho más elevadas (en términos nominales), por lo que pagar una deuda es más sencillo. Pero, ante la expectativa de una situación semejante es difícil obtener financiación. En épocas de mayor tranquilidad, puede ser posible acceder al endeudamiento, pero para ello suele ser necesario ofrecer garantías. Una de las garantías más habituales es la hipoteca de una vivienda.

3)Su relativa sencillez. Para mucha gente invertir en instrumentos financieros con una cierta complejidad o en lejanos países que no conoce puede ser muy complicado. Sin embargo, existen viviendas de todos los tamaños, calidades, ubicaciones, antigüedades, etc. La opción más sencilla puede ser intentar adquirir la vivienda en la que viven, y que conocen bien.

 4)En episodios de hiperinflación puede ser muy complicado para el gobierno encontrar financiación. Por diferentes vías, se pueden producir medidas encaminadas a hacerse con gran parte del ahorro acumulado en el interior del país. Las medidas contra los propietarios de viviendas son más complicadas, por tratarse el domicilio de un elemento especialmente protegido en la mayoría de legislaciones y porque esas medidas podrían levantar una especial suspicacia entre los ciudadanos. La gente diría algo así como «nos quitan nuestras casas».

Acerca de Gonzalo García Abad

Licenciado en Economía con amplio interés en la Fiscalidad, la Contabilidad, las Finanzas y el Derecho.
Esta entrada fue publicada en Diversas ramas de la Economía Aplicada, Finanzas, Macroeconomía, Vivienda y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.